El calabacín es un alimento tan versátil que permite crear recetas únicas donde el sabor y la sencillez hacen acto de presencia. Versátil y perfecto para los 365 días del año, su jugosidad, su textura y su facilidad a la hora de cocinarlo lo convierten en un producto estrella. Con él, podemos dar salida a una infinidad de recetas.
Aprovechando que el verano es su mejor momento de la temporada , ha llegado el momento de recatar una receta sencilla, sana y deliciosa. Nos referimos al famoso zarangollo murciano -no debemos confundirlo con el zorongollo extremeño-, una especie de revuelto de huevo y calabacín con un toque (maravilloso) de cebolla.
Como la customización siempre se agradece en el mundo de la cocina, recomendamos sustituir la cebolla por cebolleta ya que es más amable y se cocina antes, así como calabacines no muy grandes para evitar semillas que quitan su sabor.
La clave de esta receta es pochar muy bien el calabacín, una vez que la cebolla ya esté cocinada, para que se deshaga casi por completo. Una vez logremos este paso, deberemos agregar un huevo batido y dejarlo cuajar unos minutos.
Este plato es muy fácil de complementar, por ejemplo, una ensalada. El zarangollo suele ser una receta de tapeo muy habitual de la cocina murciana, aunque nos puede resolver cualquier guarnición de casi cualquier plato o apañarnos una cena de manera fácil y rápida. Durante su preparación, podemos usar especias o hierbas aromáticas para darle un toque extra y personal.
Fotos | Alesia Kozik, Directo al paladar
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