Probablemente ya os habréis fijado, porque cada vez se ven más establecimientos Nails Factory repartidos por toda España, normalmente ubicados cerca o dentro de grandes centros comerciales.
Yo, la primera vez que entré en uno fue en Diversia - un sitio muy curioso pues en vez de ser un shopping center en toda regla, es un lugar donde sólo hay restaurantes y cines.
El caso es que en el escaparate había un cartel muy grande que marcaba Manicura 9,90 euros. Salvo en ocasiones especiales (bodas, bautizos y comuniones), la manicura me la suelo hacer yo sola en casa. Pero, se me acababa de romper una uña al hacer la cama y pensé que, por ese precio, merecía la pena probar.
La chica que me atendió me explicó que era importante reservar hora, para no tener que esperar pues las citas estaban casi todas dadas. Pero, dio la casualidad que como eran justo las 15,30 h, casi todo el mundo estaba comiendo, y me pudo hacer un hueco.
La chica que me atendió era española, y me explicó que sólo trabajaba los fines de semana. También me comentó que la forma de las uñas lo dicen todo, y que se llevaban todos los tamaños, aunque para un look más profesional lo mejor eran las uñas de tamaño natural, ligeramente redondeadas por los bordes.
Después de preparar la uña empujando la cutícula hacia atrás con un palito de naranjo, para agrandarla, me la limaron. Me insistieron mucho en que esta temporada se llevaba una uña más almendrada, pero yo le dije que prefería una uña más cuadrada.
Me recomendó usar diariamente un aceite de cutícula y una loción tratante para una óptima hidratación de la uña y de la piel de las manos.
Antes del color me aplicó una base, para que la uña no se pigmentase. Cuando la base se secó, me aplicaron dos capas de esmaltes.
Para esta primavera Nail Factory apuesta por los tonos mediterráneos, desde los más suaves como el malva o el famoso orquidia radiante, a los ácidos como el color mandarina o el azul añil, sin olvidarnos de los tonos pastel y del aguamarina que tan de moda ha puesto Máxima Zorreguita.
Para finalizar, utilizaron un coat de su propia marca que además de unificar el tono, lo selló. La niña que me atendía me aseguró que también ayudaría a que se secase más rápido el esmalte. Esa es la única pega que le puedo poner al sistema Geils de Nails Factory, que con tanta capa tardan un montón en secarse las uñas.
Pero a excepción de esta salvedad, podréis presumir de una manicura perfecta ¡en menos de 30 minutos!, con un acabado impecable hasta dos semanas después (aunque yo la pude estirar una semana más), por el interesantísimo precio de 9,90 euros.
No me extraña nada que en menos de un año esta compñaía haya pasado de lo 7 a los 30 establecimientos. La compañía pertenece a Yolanda Beltrán, una joven empresaria que ha demostrado ser toda una visionaria al haber aplicado como las líneas aéreas o las de telefonía móvil la fórmula del low-cost.
Yo, desde luego, después de haberlo probado lo recomiendo de todo corazón. ¡Cuando pienso que en la peluquería me cobran hasta 18 euros por una manicura!
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