El ejercicio físico siempre ha sido un esencial para dormir mejor por las noches. Lo que no sabíamos es que existe una relación entre el ritmo en el que caminamos y la calidad de nuestro sueño, así lo ha evidenciado un grupo de investigadores de la Universidad George Mason, en Virginia, Estados Unidos.
Para ello los autores de dicha investigación colocaron sensores de movimiento en un grupo de adultos jóvenes y gracias a la ayuda de la tecnología de detección de movimiento e inteligencia artificial descubrieron que las personas que movían más las caderas al caminar, se encorvaban más o daban pasos irregularmente sincronizados, tenían más probabilidades de dormir mal.
El estudio fue dirigido por Joel Martin que explica como alguien con falta de sueño tiende a caminar con menos estabilidad que una persona que no y es que a pesar de que la relación entre la forma de caminar y la calidad del sueño es un estudio que previamente ya se ha ejecutado en personas mayores, este es uno de los pocos que analiza dicha correlación en adultos jóvenes.
Para el estudio se examinó a 123 personas con una edad media de 24 años, de entre los cuales el 59% dormían bien mientras que el 41% dormían mal. Tras conocer los hábitos de sueño de los participantes en el experimento, los científicos pusieron en marcha una caminata de dos minutos alrededor de una pista ovalada con sensores de movimiento adheridos a los cuerpos de los participantes y registraron todos los datos de la marcha a través de un algoritmo de aprendizaje gracias a la inteligencia artificial que diferenciaba características distintas de la marcha, entre ellas la posición de la cadera, la de la columna, así como el ancho entre los pies.
Fue la propia inteligencia artificial quien se percató de una clara diferencia en los patrones de marcha desde el momento en que los participantes emprendieron el primer paso de su caminata. Con ello la investigación pudo ofrecer afirmaciones como estas: las personas que dormían mal tenían menos rotación de la parte inferior de la columna y tendían a tener más cambios en el ángulo de inclinación de la pelvis, lo que significa que sus caderas se movían más y tenían problemas para mantener una velocidad constante al caminar, además de que la distancia entre sus pies cambiaba con frecuencia.
Otro de los datos curiosos que no se pasó por alto en la investigación llevada a cabo es que las personas que duermen peor tienen un mayor riesgo de lesionarse al caminar, todo ello según se indica en el artículo publicado en la revista Sleep Science, dejando claro que cada paso que damos repercute en nuestra calidad de sueño.
Fotos |Andrea Piacquadio en Pexels, Paweł L. en Pexels
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